No. No es que es haga
menos el cruel tema de un niño abusado sexualmente por un sacerdote.
Por-un-sa-cer-do-te. Por alguien que le debería representar guía y seguridad,
no dolor y desgracia. No es eso.
Alguna vez describí a
Stallone como “el hombre de cine que se nos fue”. Ahora, no es
que me sume a una especie de coro arrepentido que pretenda elogiarle
insensatamente. La onda es el intento por colocar las cosas en
equilibrio.